miércoles, 12 de noviembre de 2014

El sustituto





Algunas personas son incapaces de superar la muerte de un ser querido. Ahí intervengo yo: imito la apariencia del muerto, su forma de hablar, de caminar, de besar... ocupo su lugar temporalmente.

Todo iba bien hasta que me contrató Alicia:
Cada latigazo arrancaba trozos de mi piel, cada puñetazo me dejaba escupiendo sangre. Poco a poco me fui acostumbrando.
Aprendí a mitigar los golpes, a esconderme de ella.

Va a ser muy duro. Si sobrevivo, prometo leer siempre la letra pequeña. No dejaré que me contrate de nuevo una maltratadora.

jueves, 23 de octubre de 2014

La chica que fotogafiaba lo invisible




Su pasatiempo favorito consistía en coger su pequeña cámara y fotografiar todo lo que NO estaba a la vista, lo que se ocultaba en la distancia o en la oscuridad.  Nadie veía nada de eso en sus fotos. Tan sólo imágenes oscuras sin ningún detalle. 

Ella se desesperaba ¿No veis ahí un fantasma? ¿Y  esas criaturas deambulando por Marte?  ¿Y a Isa mirando por la ventana de la ISS?

Estás loca, solían contestarle.

Un día llegó a casa aterrada; sin dar explicaciones a nadie metió sus escasas posesiones en una mochila y se fue con la misma cara de terror que tendría alguien a quien persiguiese el mismísimo diablo.

Nunca más se supo de ella. Muchos años después alguien encontró su cámara. Al ver la última foto tomada lo entendió todo. Los demás también entendieron.
Allí se veía, esta vez de una forma clarísima, a Dios. Y parecía enfadado. Muy enfadado







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viernes, 17 de octubre de 2014

Solo si Dios quiere





Esta mañana he recibido una extraña llamada: una voz de mujer desconocida me dijo:

  - Hola, me llamo Susana, he escogido tu número al azar. Estoy a punto de suicidarme. Dame una razón para no hacerlo.
 - Yo soy Dios, le dije
- No cuela, has perdido tu oportunidad, Adiós.
- No te he mentido, Susana, esto es un microrrelato y yo soy el escritor. Aquí yo decido quien muere o quien vive. Te lo demostraré. 

Solo si Dios quiere (II)


 Esta mañana he recibido una extraña llamada: una voz de mujer desconocida me dijo:
- Hola, me llamo Susana, he escogido tu numero al azar. Quería compartir con alguien más la felicidad que siento dentro de mí. La vida es maravillosa.





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jueves, 25 de septiembre de 2014

Las (?) vidas de Lucas





Os voy a contar como conocí a  Lucas, mi gato; pero antes permitidme que me presente: me llamo John Doe y me gano la vida escribiendo para otros. Ellos se llevan la gloria y los premios, pero no me importa: me pagan bien y sé que la gente paga por leer lo que sale de mi vieja Olivetti. Firmado por otro, claro.  Adoro el anonimato.

Mi vida cambió el día en que mi vecina del 3° me abordó en el ascensor:

- Muy bueno el libro de Jorge Javier Vázquez

- Ah, pues no sé, yo no leo esas cosas

Se me acercó y me puso un dedo en los labios.

- A mí no me puedes mentir. Lo sé todo

Me quedé aterrorizado, ¿Cómo lo había  descubierto?
Una semana más tarde sonó el timbre. Era ella con el último libro de Pérez Reverte en sus manos.

-¿Me lo dedicas?

Estuve a punto de desmayarme de la impresión. Si hablaba, podría destrozar mi vida. Aparte de famosillos televisivos y escritores de best sellers, tres premios Planeta, dos Goncourt y un Pulitzer se encontraban entre mis clientes. Sería el mayor escándalo literario de la historia y yo el hombre más buscado y perseguido del planeta. Me pararían por la calle, me acosarían. Le cerré la puerta en las narices.
Tomé una decisión: esa noche cogí mi cuchillo Santoku favorito, capaz de cortar un pelo en el aire y me dirigí a su casa.
Me abrió la puerta y sonrió al ver el cuchillo:

- Eso sería una mala idea, John. Si algo me ocurre un programa en la nube enviará a todos los periódicos tu secreto.

Caí de rodillas ante ella.

-¿Qué puedo hacer, qué quieres de mí?

- Quiero ganar el premio Nobel

- Pero, ¿Escribes?

 - No, para eso estás tú. Sonrió con maldad. Y ya que traes cuchillo, hazme la cena

Su gato se acercó a mí de un modo zalamero. Lo agarré sin pensarlo dos veces y con él en brazos salí corriendo del piso, del edificio, de la ciudad...

Vuelvo a ser una persona feliz. Ella se conforma con ver una foto de Lucas con vida cada semana, para no denunciarme y yo a cambio le escribo algún microrrelato. Nada más.

Es un buen trato ¿no creéis?

martes, 23 de septiembre de 2014

Ellos no entienden





Olvídate de él”, me dijeron. Como si fuese tan fácil. Así y todo lo intenté, juro que lo intenté: los lunes los dedicaba a olvidar tus mentiras, los martes el roce de tus dedos, los miércoles olvidaba a las otras. A todas ellas.
Él sólo ha existido en tu imaginación”, me dijeron más tarde.
No pueden entender porqué en cada foto que conservo de ti, tu rostro o el color de tu piel son distintos; también cambia el color de tus ojos, pero nunca tu mirada, esa mirada capaz de penetrar hasta el último rincón de mi ser.
No entienden que tu cuerpo ha ido cambiando a lo largo de los siglos, pero que tú siempre eres el mismo. Alguna vez que te encontré y no me reconociste me vi obligado a matar tu cuerpo, de la misma manera que ahora haré con el mío. Ellos no entienden que el cuerpo es sólo un recipiente temporal que cambiamos cuando ya no nos sirve, que yo volveré a encontrarte en una próxima vida.
Mis ojos se cierran, el cianuro apenas me deja ya escribir. Hasta pronto mi amor, tenemos toda la eternidad por delante para amarnos.
 

martes, 16 de septiembre de 2014

Isa en la ISS







- ¿Viajar a la Estación Espacial? ¿Ha perdido usted el juicio? dijo con estupor la empleada de la NASA.

- En absoluto, aquí tiene el recibo. Me inscribí ayer. Ahí lo pone. Sonrió.

- Era real: Isa Rodríguez. Siete días de estancia en la ISS. Pensión completa.
Algún fallo informático, tal vez.
Pero... No puede ir...sólo los astronautas viajan allí. ¿Ha estado alguna vez en el espacio?

- Sí, dijo ella con mirada melancólica: llevo años poniendo parches de tristeza y silencio en el espacio que me separa de él, de su sonrisa, de su boca con sabor a regaliz

- La empleada entendió que nada de lo que dijese o hiciese impediría que aquella chica decidida viajase a la Estación espacial. Selló el billete.
"Adelante, vaya por ese pasillo. El transbordador sale en una hora"










Un microrrelato inspirado por la inimitable Isa Rguez   ;-)





          
Jose Manuel Ruiz

jueves, 4 de septiembre de 2014

Mundo paradójico I: Un enfermo de lo más saludable




"Estos son los resultados de sus análisis, todo está perfecto", comunicó el médico de urgencias a los familiares de G. "Tan sólo tiene la tensión un poco alta. 

Se lo llevaron a casa sin decirle nada. Mejor que no supiese la verdad.

Cada día estaba más débil. Una semana más tarde, tras ver que casi se ahoga en su plato de sopa, decidieron llevarlo de nuevo a urgencias.
Al poco tiempo del ingreso el doctor se acercó a ellos con expresión grave en el rostro:
"No hemos podido hacer nada, dijo, esta vez hasta la tensión estaba perfecta. No he visto a nadie tan sano en mis 30 años de carrera"

Lloraron. Habían hecho todo lo humanamente  posible. No se podía hacer más. El informe médico no dejaba lugar a dudas:

Causa de la muerte: Exceso de buena salud





 

martes, 1 de julio de 2014

La libertad de los muertos








- ¿De verdad no me reconoces?

- No, mentí. (¿Como no iba a reconocer a mi propio hermano? Pero no podía ser: había muerto hace 30 años. Yo lo maté)

- ¿Pero, cómo...?

- ¿Cómo sigo vivo cuando tu mismo me arrojaste por la borda del yate de papá y me abandonaste a muchas millas de la costa? Es una larga historia, hermano.

- ¿Has venido a vengarte?

- Sonrió. ¿Vengarme?
Mírate, me dijo, nadie diría que soy tres años mayor que tú. Estás hecho una ruina. Un anciano de apenas 50 años

- Tú en cambio apenas has cambiado. (Era cierto, no aparentaba más de 30).

- No, hermano, he venido a darte las gracias. Cuando alcancé la costa, me di cuenta de que tenía una oportunidad única para escapar de la vida que me esperaba. De los compromisos familiares, de la fabrica de papá. Porque, por eso lo hiciste, ¿no? para quedarte con todo.
No, mi venganza comenzó aquel día: mírate al espejo, dijo y se fue tal como había venido. 

Sentí envidia, una envidia mucho mayor aún que la que me empujó a intentar matarlo hace 30 años.


miércoles, 25 de junio de 2014

El espectador que metía goles





Estaba siendo un día aciago para el equipo. El árbitro estaba a punto de pitar el final e íbamos perdiendo.
No había tiempo que perder. Me abrí paso entre la multitud y me encaramé a la valla de protección. De un salto aterrizé en el campo. Me puse de pie y comencé a correr hacia la portería rival. El centrocampista adivinó mi movimiento y me metió un pase largo perfecto. Sólo tuve que cabezear a puerta.   ¡Gooool!
Ese fue el comienzo de una temporada gloriosa. Me he convertido en el pilar del equipo. Sin embargo, no puedo dejar de mirar a la grada con  nostalgia. Entiéndeme: me gusta meter goles, ser parte del equipo, pero a veces deseo que alguien salte y me quite el puesto para poder volver a mi vida anterior de espectador anónimo.


Jose Manuel Ruiz 

Versión en Audio:

 

domingo, 8 de junio de 2014

Olor a ti






El olor a café le inspiraba, solía contestarle. Ese aroma siempre presente en el lugar. Ella nunca insistió. Le extrañaba, sin embargo, que sólo bebiese té. Le gustaba observarlo mientras escribía en un viejo cuaderno.  Alguna vez sus miradas se cruzaban por un instante pero enseguida ambos giraban la cabeza con timidez.

Le echaba mucho de menos. La cafetería había cerrado hacía ya dos meses y ella había encontrado trabajo como dependienta en una librería cercana. Pero ¿y él? ¿Quién le serviría ahora su taza de té?

Casi se le paró el corazón al verlo entrar por la puerta esta mañana. Se sentó en una esquina del local y sacó su viejo cuaderno.

"Aquí el olor es muy distinto"  dijo ella.
"Ya, contestó él, en realidad nunca me ha gustado el olor a café".

Sonrieron y se miraron. Sin timidez, al fin.

Jose Manuel Ruiz 

domingo, 1 de junio de 2014

Ícaro eres tú

              

Aquel hombre se había vuelto loco, pensaron todos. Subido a lo más alto de la torre saltó al vacío con una sonrisa en la cara.
Un segundo después extendió sus brazos remontando el vuelo con gran elegancia.
Fue el primero. Después de él vinieron muchos. Casi todos murieron: algunos por calcular mal el salto, pero la mayoría por surgirles la duda una vez emprendido el vuelo.
Hace unos minutos que he saltado. Es maravilloso ver el mundo desde aquí arriba. Ojalá lo hubiese hecho antes.
Nunca volveré a pisar el suelo, si quieres verme sólo tienes que mirar hacia arriba.
Mejor aún: salta y únete a mí. ¿A qué esperas?

José Manuel Ruiz

domingo, 25 de mayo de 2014

Su cara por última vez





Soltó una sonora carcajada cuando derramé la copa de vino sobre el mantel. Sólo yo me di cuenta. Desde entonces noté que me observaba incansablemente desde el otro lado de la pantalla esperando alguna torpeza mía. Día y noche. También en mis sueños.
Hace 2 años que no enciendo el televisor, pero sé que sigue ahí esperando cualquier oportunidad para reírse de mí. No puedo más. Cuando acabe de redactar esta nota, agarraré el televisor y saltaré por la ventana sin soltarlo. Son 21 pisos. Esta vez seré yo quien me ría de ella al ver su cara de miedo.     
 

                                                         José Manuel Ruiz